Los entrevistados activos de las plataformas digitales analizadas señalan que se trata de soportes que no son pasivos: siempre hay nuevos títulos, constantemente ofrecen temas nuevos. Al igual que las librerías, ellos esperan que las plataformas puedan ofrecer nuevos temas. Además, ven positivamente que se ofrezcan recursos educativos, dinámicas, para los alumnos, profesores y apoderados.
En términos generales, las experiencias de los usuarios son evaluadas positivamente, consideran a las plataformas como “didácticas”. Sin embargo, tienen algunos reparos en cuanto a las interacciones. Algunos consideran que la búsqueda no es tan fluida, a veces esta no arroja resultados, otras los nombres de los autores varían, lo que dificulta la búsqueda. Pero reconocen y valoran el catálogo, es “súper amplio”. Si no encuentran el libro que buscan, por ejemplo, la plataforma les permite encontrar otro que está relacionado. También, si no está disponible alguna búsqueda en la BPD, muchos intentan descargar una versión pirata pirata. Por último, lo compran (digital o no). A veces compran en Amazon o en Buscalibre. Pero en términos generales prefieren acceder gratuitamente al texto.
Los lectores digitales interactúan de distintas formas con las plataformas, ya sea con el texto digital, en tanto lectores, tomando notas, apuntes, marcando, comentando, “poniendo estrellitas a los libros”, activando la lectura automatizada. O bien con las plataformas: haciendo recomendaciones, haciendo búsquedas de textos específicos por ejemplo en los minisitios de MCH.
Algunos entrevistados señalan que ocupan estos espacios digitales para temas específicos, para alguna tarea puntual (colegio, universidad). A través de las interacciones podemos ver que la lectura digital no sólo es buscada como aprendizaje sino también los usuarios le dan un uso didáctico y de entretención: “Es para entrar a un patrimonio que de otra forma es muy difícil que uno pueda llegar”.
Una entrevistada nos dice que le gusta leer “como un investigador”, en el sentido de que siempre se está informando, buscando nuevas ideas y temas, cruza la información, revisa datos en Wikipedia y verifica si lo que lee es ficción o realidad. Comprueba sitios, busca fotos, así “lee y aprende”. Esto le “abre el mundo” y le permite “no quedarse con lo que dice el libro”.
Algunos entrevistados nos cuentan que ocupan la función de lectura automática en voz alta de la BPD. De hecho, un entrevistado menciona que fue gracias a la función de lectura automática de los libros que se interesó por los audiolibros.
Pudimos distinguir en las entrevistas diferentes tipos de interacciones y gestos. Hay algunos procedimientos de las plataformas que son sistemáticamente valorados por los usuarios en las entrevistas, como cuando hay un libro que el usuario no ha terminado, lo vuelve a pedir y aparece la página donde quedó.
Comparativamente, la BPD es considerada mucho más fácil de usar que MCH. Algunos usuarios señalan, por ejemplo, que han confundido fotos de portadas con libros en MCH y les ha tomado más tiempo familiarizarse con ésta. Las interacciones con las plataformas requieren primero una familiarización para poder ser usadas habitualmente. Aun cuando requiera familiaridad, el uso de las plataformas es bien evaluado, “las opciones de lectura andan súper bien”, nos dice una entrevistada que considera que la plataforma es muy intuitiva y fácil de usar.
Lo digital también tiene algunas complicaciones, como por ejemplo las distintas interrupciones que ocurren en los soportes y dispositivos: el teléfono que suena, las notificaciones de las otras aplicaciones, etc. Las interacciones con el celular, explican los entrevistados, tienen muchos prejuicios. Pero ellos intentan romperlos argumentando que no es que se pasen todo el día en el celular, sino que están leyendo, haciendo referencia a que “están haciendo algo útil”.
Las plataformas, por su parte, también interactúan con los usuarios, o los invitan a interactuar, a través de los algoritmos y las sugerencias “la app me arroja resultados según lo que he leído últimamente”. Señalan igualmente que les gustaría poder interactuar más. Consideran que las plataformas han mejorado mucho. Les gustan las interfaces, evalúan positivamente las interacciones con las “carátulas” y portadas, poder sugerir libros, pero les gustaría que hubieran más recomendaciones, dicen algunos, “como el símil de la persona de la biblioteca que te recomienda libros”. En más de una entrevista, se mencionó el deseo de que las plataformas hicieran recomendaciones más personalizadas, como las sugerencias que plataformas de música suelen hacer a partir de lo que uno ya ha escuchado.
Las personas antes de descargar o decidir leer un libro, revisan las reseñas, las vistas previas, las recomendaciones, indagan sobre los temas y evalúan correspondencias. Revisan los catálogos y las novedades. Estas interacciones ayudan e influyen la elección del texto digital.
Hay descargas que son libres y que ayudan a fortalecer el interés de los lectores digitales. Los “carruseles” son herramientas útiles para los usuarios, así descubren libros que no se les ocurría buscar, sobre ciertos temas e intereses, los autores del mes o temas nuevos que explorar como la fotografía.
MCH es considerada una plataforma interactiva por algunos usuarios pero a algunos les gustarían más audios y videos, pues aún la plataforma está muy concentrada en lo textual. MCH orienta, da directrices a los usuarios, por época o por autores, la consideran muy completa.
La BPD es considerada de fácil uso. Muchos usuarios aumentaron sus préstamos digitales durante la pandemia. Antes podían ir a la biblioteca a buscar libros pero ahora los buscan en la BPD. Usuarios que están inscritos en la Biblioteca Nacional o en Bibliometro, que sacaban libros impresos, después de la pandemia activaron BPD.
Algunos usuarios sugieren que les gustaría poder descargar los libros de la BPD en plataformas como Kindle.
Los usuarios combinan otras herramientas con las plataformas públicas de lectura digital: clubes de lectura, páginas como Goodreads, diccionarios, Youtube, Readera, son usuarios de Wattpad. Algunos profesores combinan el uso de las plataformas con políticas como el Plan de lectoescritura digital.
Las interacciones con la BDE pasan por la voluntad e iniciativas de los profesores. A veces se ciñen al plan de lectoescritura pero también van adaptando las interacciones a partir de adaptaciones de cada caso. Algunos ejemplos de una profesora entrevistada:
Proyectan el texto gigante, en un data. La profesora les lee a los niños el texto. El primer día ven la portada del texto. El martes y el miércoles se lee. Jueves se escribe y el viernes se presenta el producto.
El plan se organiza de manera semanal, e implica la elaboración de un producto final. En la escuela, la implementación de la BDE y del Plan de lectoescritura fue una iniciativa personal de la profesora entrevistada. Se enteró a través del CRA y lo encontró interesante. Se lo planteó a la Jefa UTP e hicieron una presentación al Consejo de Profesores. El colegio ya estaba inscrito en la BDE, por lo que todos los profesores estaban inscritos con usuario y clave. Los alumnos más grandes ya sabían cómo ingresar a la biblioteca. Llegaron muchos boletines explicativos a comienzos de año, entonces cuando prestaban libros, mandaban también el boletín.
Una profesora cuenta que utiliza MCH generalmente para armar las actividades o darle foco a las capacitaciones a los estudiantes, dependiendo de la región que sea o del enfoque que se le quiera dar, o para darle un enfoque a las actividades de los alumnos. Para una actividad, por ejemplo, trabajaron con Wikipedia, para que puedan armar sus artículos ellos mismos, para el uso de fuentes fidedignas, casi todo sobre patrimonio material y mucho de historia, y se hizo un listado de información para que ellos puedan usar sitios de MCH como fuentes.